“No sueñes con tu vida . ¡ Vive tu sueño!” (Mahatma Ghandi)

sábado, 18 de marzo de 2017

Alimentación y calidad de vida




Alimentación y Calidad de Vida



"Un cambio sano en un aspecto de vida, tendrá un efecto positivo sobre el estado general de bienestar. Mientras más opciones dañinas podamos reemplazar por otras positivas, mayores serán los beneficios profundos para el cuerpo, las emociones y el espíritu"

Por Erika S. Bauger
Trabajo realizado para el profesorado de Yoga 2015  de la Escuela Argentina de Mahatma Yoga La Plata


I.- Introducción
                Conocer las propiedades de los alimentos es tal vez la forma más eficaz de prevenir y combatir las enfermedades y evitar las visitas al médico. Las últimas investigaciones están dirigidas a que cada persona tome conciencia de lo que se está llevando al estómago, tan estresado por estos días. El envejecimiento, por ejemplo, está íntimamente vinculado con la cantidad de alimentos que ingerimos: envejecen menos quienes llevan una vida alimentaria moderada.
                Durante las últimas décadas, los investigadores de todo el mundo han estudiado docenas de sustancias químicas que poseen los vegetales y las frutas, y gracias a pruebas de laboratorio se ha podido comprobar que estos compuestos tienen, por ejemplo, una notable capacidad para interrumpir la formación de tumores y evitar trastornos cardiovasculares, entre otros. La clave para pasar por este mundo lo más íntegro posible está en consumir más alimentos derivados de la tierra, ya que serían los que concentran la cantidad de vitaminas, minerales y ácidos poliinsaturados que son imprescindibles para el organismo.
                Para explicar la necesidad de una alimentación adecuada hace falta irnos al origen de la cuestión: ¿Por qué envejecemos? Las teorías que explican hoy en día el envejecimiento están ligadas a los radicales libres.
                El envejecimiento es un proceso biológico y molecular que repercute en todo el organismo con el paso del tiempo. Si bien este desarrollo no se puede detener, hoy sí se consigue desacelerarlo. ¿Cómo? Aportando una mejor calidad de vida. Según muchos investigadores, el cuerpo humano está programado para vivir de 110 a 120 años. Sin embargo, la expectativa no supera los 82 (incluso, jurídicamente hablando, sólo llega a los 75).
                Para Pauling[1][i], la vejez empieza en el mismo momento que nacemos, pero el proceso se acelera a partir de los 35 años. Ya entonces, todo humano necesita descubrir las bondades de la famosa vitamina E, que ingerida en dosis correctas puede retrasar el proceso de envejecimiento hasta 25 años. Esta vitamina es la que posee más poderes antioxidantes para pelear contra nuestros archienemigos: los radicales libres[2], moléculas altamente reactivas que se potencian con factores químicos (el tabaco, el alcohol, la polución, el exceso de grasa en la alimentación), físicos (la radiación solar), farmacológicos y toxicológicos (como el paracetamol, algunos antibióticos, los pesticidas, etc.).
                Hay muchísimos procesos ligados a los radicales libres (enfermedades degenerativas, pulmonares, arterioesclerosis, cáncer, artritis, diabetes, etc.) y uno de los procesos es el envejecimiento.
                Si los radicales libres son los malos de la película, los antioxidantes trabajan de súper héroes: los captan, los detienen y reparan sus daños.
                Para luchar contra los radicales libres, la célula se defiende mediante enzimas (que produce el propio organismo), vitaminas antioxidantes (que proceden casi exclusivamente de la alimentación) y selenio (relacionado con un menor riesgo en padecer tumores de piel, hígado, mama y colon, y con el funcionamiento de enzimas antioxidantes del organismo).
                Como advertencia preliminar, es importante destacar que la edad cronológica no siempre coincide con nuestra edad biológica. Por ejemplo, una mujer de 40 puede tener una bio-edad de 25, como un hombre de 30 la de 50. ¿Qué factores lo marcan? La dehidroepiandrosterona (DHEA), la hormona de crecimiento (GH), seguramente sean los marcadores biológicos más útiles. También se descubrió que un grupo de proteínas que liberan las células afectadas al dañarse el ADN, tienen una gran influencia sobre la vejez. La melatonina, testosterona, estrógenos, pregnenolona, son algunas de las hormonas que indican la bio-edad humana.
                Según Chopra[3], es posible modificar los marcadores biológicos del envejecimiento. Tales son: niveles de antioxidantes, capacidad aeróbica, umbral auditivo, presión sanguínea, regulación de la glicemia, grasa corporal, densidad ósea, niveles de lípidos y colesterol, niveles hormonales, función inmunológica, actividad metabólica, masa muscular, fuerza muscular, espesor de la piel, regulación de la temperatura y umbral visual.
                Cuando un médico desea verificar el estado de ciertos agentes bioquímicos del cuerpo, lo hace tomando una muestra de sangre. Se acepta que los resultados obtenidos a partir de una gota de sangre son válidos para todo el cuerpo. Por ejemplo, si queremos medir el nivel de azúcar en sangre, basta con examinar una cantidad ínfima obtenida de un pinchazo en el dedo. Suponemos que lo que revela una gota de sangres es lo que sucede en todo el cuerpo. Esta suposición se deriva de reconocer que el cuerpo es como un holograma. Esto significa que el todo está presente en cada una de sus partes: cuando un aspecto cambia, todo cambia.
                Si aplicamos este principio al retroceso del envejecimiento, veremos que un cambio sano en un aspecto de vida, tendrá un efecto positivo sobre el estado general de bienestar. Mientras más opciones dañinas podamos reemplazar por otras positivas, mayores serán los beneficios profundos para el cuerpo, las emociones y el espíritu. Cuando revertimos un marcador biológico del envejecimiento, revertimos casi todos los demás. Por ejemplo, al mejorar la fuerza muscular aumenta la densidad ósea. Al mejorar la capacidad aeróbica, mejora la función inmunológica.
                Los condicionamientos de nuestra sociedad nos llevan a creer que a medida que envejecemos nos deterioramos física y mentalmente de manera irreversible. Y esta experiencia “normal” del cuerpo es una respuesta condicionada por un hábito de pensamiento y de comportamiento. Por ejemplo, Si se amarra de una pata a un cachorro de elefante a una estaca clavada en el suelo, éste aprenderá a moverse dentro de unos límites muy estrechos. Años después, convertido en un adulto poderoso, siempre que se lo amarre a la estaca se quedará dentro de los límites marcados por la soga pese a tener la fuerza suficiente para arrancar todo un árbol. Esto se debe a que ha sido condicionado para aceptar las limitaciones impuestas. Asimismo, la mayoría de las personas piensan y actúan dentro de las limitaciones estrechas aprendidas en la infancia, sin cuestionar los supuestos básicos sobre los cuales han estructurado su visión del mundo. Todos nacemos en medio de una conversación establecida sobre el mundo. Sin embargo, si logramos desprendernos de estos condicionamientos y actuamos en consecuencia, cada día podremos mejorar nuestra capacidad física y mental y optimizar nuestra calidad de vida los años que nos toquen vivir.
                Existen pueblos que viven bajo otra filosofía y poseen habitantes centenarios: Okinawa, Hunza, Vilcabamba, Rugao entre otros.[4] Todos ellos comen sano, evitan el tabaco y el alcohol y todo tipo de excesos, hacen actividad física a diario, cultivan el espíritu y no conocen la envidia, los celos ni las ambiciones desmedidas. Muchas personas cuestionan esta forma de vida: “eso no es vivir”. “Hay que probar todo”. “Yo prefiero morir a los 30 pero irme sin dejar materias pendientes”. Y sí, mientras sos joven, ese estado de desorden suena maravilloso “quien te quita lo bailado”. Pero, cuando preguntes a los hippies de los 70 que se descontrolaron con la excusa de la libertad, qué opinan hoy de aquellos tiempos. Los que buscaron nuevas sensaciones con el uso de drogas, alcohol, hoy padecen enfermedades neurológicas severas e irreversibles. Si después de vivir a full, llegara una muerte exprés y digna, quizás valdría la pena el planteo. Pero lo peor es que la mayoría no muere de esta forma, sino que va decayendo en una lenta agonía para ellos y su entorno familiar. La muerte es inevitable ¿pero hace falta que el camino hacia el final sea tortuoso? Yo creo que no. Estoy segura que debemos marchar cerca de la alegría y del disfrute y tener una actitud 100%. positiva para sortear los peores problemas y traumas. Todo dependerá de la senda que se elija.
II.- Los alimentos más antioxidantes
                Está demostrado que una dieta correcta puede ayudar a mantenernos sanos y a prevenir enfermedades cardiovasculares, neurológicas y ciertos tipos de cáncer. Pero a la hora de trabajar en la prevención del envejecimiento, destacan los siguientes alimentos:
- Tomate – muy rico en licopeno, responsable de su color rojo. Es uno de los alimentos con mayor poder antioxidante. Rico en alfa y beta carotenos, que son precursores de la vitamina A y actúan como nutrientes antioxidantes. Son los únicos carotenoides que se transforman en cantidades apreciables de vitamina A. Se aconseja consumirlo 2 veces por semana, crudo o cocinado con aceite de oliva virgen, ajo y cebolla.
- Aceite de oliva – especialmente el extra virgen de primera presión en frío. El más antioxidante gracias a su elevado contenido en vitamina E. Consúmelo crudo y úsalo también para cocinar.
- Ajo – contiene alicina, sustancia que le da su aroma y sabor y con propiedades anticancerígenas y anticoagulantes; fortalece las células, es beneficioso para las arterias y para la flora intestinal. Lo mejor es consumirlo crudo o poco cocido, mínimo 2 veces por semana.
- Cebolla – gran antioxidante. Contiene vitamina C y, en menor cantidad, E y B6, además de ácido fólico, potasio, azufre, fósforo y calcio. Ayuda a reducir el exceso de azúcar en sangre y es diurética (ayuda a eliminar líquidos). Es mejor consumirla cruda o poco cocida, mínimo, 2 veces por semana.
- Frutos del bosque – ricos en vitamina C y en ácido elágico, de propiedades antioxidantes y hemostáticas. En algunos países se utiliza como suplemento alimentario atribuyéndole propiedades antitumorales.
- Brócoli y coliflor – al igual que las coles y otras verduras, el brócoli es rico en isotiocianatos, que pueden suprimir el crecimiento de tumores mediante el bloqueo de enzimas y vitamina C. Lo ideal es cocinarlos al vapor o con poca agua y aliñarlos con aceite de oliva.
- Palta – aporta vitamina E, gran antioxidante que protege las células de agresiones externas del tipo contaminación, pesticidas y humo del tabaco.
- Zanahoria – Muy rica en betacarotenos como el tomate. Se come cruda o cocida.
- Espinacas – Como los vegetales de hoja verde, son ricas en vitamina E y en caroteno. Se come cruda en ensalada o hervida o salteada.
- Cítricos – contienen vitamina C, de gran capacidad antioxidante; la naranja también aporta alfa y beta carotenos.
- Vino tinto y uvas – Se dice que los franceses son menos propensos a contraer enfermedades cardiovasculares y que esto se debe a los oficios del buen vino tinto. Esta bebida posee un antioxidante llamado resveratrol que, entre otras cosas, redujo la incidencia de tumores en pruebas de laboratorio. De acurdo a los estudios, esta sustancia inhibe el endurecimiento de las arterias. El vino, entonces, es bueno para el corazón pero su consumo debe limitarse a no más de 2 vasos por semana. Las uvas son ricas en ácido elágico, como los frutos del bosque, y en taninos, importantes para mantener las arterias limpias. En su piel encontramos compuestos fenólicos.
- Frutos secos - muy ricos en vitamina E, calcio, vitamina A y el grupo B, proteínas y grasas insaturadas de buena calidad. Su consumo regular ayuda a disminuir los niveles de colesterol, protege de riesgos cardiovasculares y mejoran la oxidación. Se aconseja tomar, 5 o más veces por semana, unos 25–30 gr. al día, lo que equivale a 6 nueces, o 30 avellanas, o 30 almendras, o 30 maní, en sustitución de otras fuentes de grasa de origen animal.
-Té verde - En China beben litros de este té, y los japoneses sostienen que diez tasas diarias reducen las posibilidades de padecer enfermedades cardiovasculares. Los misterios de esta poderosa hierba residen en los antioxidantes conocidos como polifenoles que permite combatir los radicales libres 20 veces más que la vitamina E y 500 veces más que la C. Es un gran sustituto del café y su valor comercial no supera el precio del té común. Los polifenoles también se encuentran en los arándanos, las manzanas y las frutillas.
-Semillas – Las semillas de sésamo en todas sus versiones (blanco, integral y negro) tienen mucho calcio en su interior. Las de girasol tienen todo el complejo B y también vitamina E. Las de lino y las de chía poseen abundantes ácidos grasos poliinsaturados Omega 3. Las semillas de zapallo son quizás las más recomendables en estos tiempos exigentes en los que está en juego nuestro sistema nervioso central: posee altas concentraciones de zinc, y junto con las ostras, es uno de los pocos alimentos que contiene este mineral fundamental para mantenernos alertas y no caer en depresiones y aumentar la fertilidad masculina. Las ostras son caras, mientras que las semillas de zapallo se consiguen muy baratas en las casas de productos dietéticos.
-Frutas y verduras de estación- son una gran fuente de vitaminas, minerales, fibra vegetal, hidratos de carbono y aportan pocas proteínas y grasas. Los nutricionistas aconsejan comer 5 raciones diarias de fruta y verdura variadas[5].
                “Una manzana por día aleja al médico de tu vida”, decían nuestras abuelas y algo de razón tenían. Los nutricionistas afirman que las frutas y las verduras que deben comerse son las de estación y en lo posible de producción orgánica, porque además de evitar consumir un producto que ha sido forzado por los químicos cuesta menos[6].
-Condimentos y hierbas- Los aportes de los condimentos suelen ser discretos, pero no por eso importantes. Además de potenciar el sabor de las comidas, las hierbas y especies tienen valor por sí mismas. Por citar algunos ejemplos, el jengibre estimula la absorción intestinal de los nutrientes, mejora el sistema inmunológico y es una buena opción para destapar vías respiratorias y aliviar estados gripales. La nuez moscada es un antiséptico intestinal y detiene diarreas. El pimentón dulce cumple una importante función antioxidante. El anís tiene una acción sedante y antiflatulenta. El estragón estimula las funciones hepáticas.
                Es cierto que hay alimentos que contribuyen a frenar el envejecimiento, pero más que los alimentos, lo realmente importante es adquirir unos hábitos alimentarios sanos. También es importante la desinfección de las frutas y verduras, sobre todo las de hoja verde, antes de llevarlos a la mesa. Hay que desechar las que presenten golpes o zonas maltratadas porque estos puntos suelen ser focos de bacterias. En caso de las verduras de hoja verde, es aconsejable lavarlas con abundante agua fría y dejar en remojo con un chorro de vinagre blanco o 5 gotas de lavandina, aproximadamente 5 minutos.
                También es importante recurrir a la cocina al vapor. Esta técnica milenaria proveniente de China, conserva los nutrientes, las vitaminas y los minerales. Es más sano, más fácil y práctico. La comida jamás se pasa, la cocción es más rápida, más económica, no deja olor y resulta más fácil a la hora de lavar los utensillos de cocina[7].
                Pero además de las frutas y verduras que hemos destacado, hay otros alimentos con propiedades antioxidantes gracias a su aporte de:
- Vitamina E: trigo integral, germen de trigo, cereales de grano entero, aceite de soja.
- Vitamina C: cítricos (naranja, limón, pomelo), kiwi, piña, caqui, mango, melón, fresas, frutos del bosque, tomate, pimientos, verduras de hoja verde, col y hortalizas en general.
- Betacaroteno o provitamina A: verduras y frutas de coloración roja y anaranjada, verduras de hoja verde.
- Complejo B: levadura de cerveza, algas, germen de trigo y germinados.
- Selenio: huevos, cebollas, levadura de cerveza, pescado, col, germen de trigo.
- Zinc: carnes y vísceras, pescado, huevos, semillas de zapallo y cereales integrales.
- Hierro: carnes rojas, hígado, legumbres, espirulina, jalea real, algarroba.
- Cobre: hígado, mariscos y pescado, huevos y vegetales de hoja verde.
- Flavonoides: verduras de hoja verde, frutas rojas, cítricos y la familia de las coles.
- Isoflavonas: soja y algunos de sus derivados, como el tofu.
- Catequinas: té verde, cacao.
Sabías que…
- La uva previene de la intoxicación por el humo del tabaco.
- Los cítricos, como la naranja y el pomelo, previenen la aparición de úlceras y caries.
- La vitamina C también ayuda a neutralizar los radicales libres producidos por la polución y el humo del tabaco.
- Las vitaminas C y el complejo B pierden gran parte de sus propiedades cuando se cocinan, así que se aconseja aprovechar el jugo de su cocción.
- La vitamina A no se modifica con el calor, así que se puede consumir de cualquier forma, cruda o cocinada.
III.- Soja. Las increíbles propiedades de las isoflavonas
                La soja contiene un elevado porcentaje de proteínas de alta calidad (casi el 37%), superando incluso al aporte proteico de la carne, y contiene casi todos los aminoácidos esenciales menos uno, la metionina, que se puede completar combinando la soja con cereales. También posee un 18% de grasas, la mayoría de las cuales son poliinsaturadas, vitamina E, folatos y vitaminas del grupo B. Tiene gran cantidad de minerales como fósforo, calcio, magnesio, hierro, y potasio.
                Pero además, esta legumbre es muy rica en isoflavonas, importantes antioxidantes, grandes aliados contra enfermedades cardiovasculares, osteoporosis y cánceres dependientes de hormonas, como el de mama. Estas isoflavonas poseen actividad estrogénica, es decir, se comportan de modo similar a los estrógenos humanos, motivo por el que su consumo mejora los síntomas asociados a la menopausia femenina (sofocos, pérdida de masa ósea, etc.).
                En cuanto a la dieta, se aconseja sustituir diariamente una parte de la proteína animal, procedente de las carnes rojas, por proteína de soja. Como mínimo, 25 gr. diarios de proteína de soja procedentes del tofu, leche, yogures, milanesas de soja, etc. Es fácilmente absorbible por el aparato digestivo y equilibra el metabolismo del colesterol.
                En nuestro país cuando estalló el escándalo de la soja transgénica este poroto blancuzco quedó en la mira de los consumidores. Pero vale recordar que en China y Japón se ingieren parvas de soja y se comprobó entre sus habitantes la baja incidencia de cáncer de mama y de próstata.
IV.- Omega 3, 6 y 9
Son ácidos esenciales, llamados así porque nuestro organismo no los puede sintetizar, y hay que asegurar su aporte mediante la alimentación. Forman parte de las estructuras de las células y dan elasticidad a la piel. Ejercen acción antioxidante, antinflamatoria, vasodilatadora y de regresión de enfermedades coronarias.
Omega 6: se encuentra en la mayoría de semillas, como las de girasol, arroz integral, maní, aceite de soja.
Omega 3: es el más relevante; se encuentra en los aceites del pescado, lino, chía y onagra. Para asegurar su aporte a nuestra dieta, se aconseja consumir dos raciones (400 gr.) de pescado a la semana. Los pescados más ricos en estos ácidos grasos son, en este orden, la caballa, el salmón, el atún, el arenque y la trucha, y les siguen, en una proporción algo menor, el bacalao, el lenguado y la merluza.
Omega 9: aceite de canola, girasol, almendras.
V.- Dime qué comes y te diré quién eres
                Nuestro cuerpo es un campo de energía, transformación e inteligencia, producto de los alimentos que ingerimos. Una molécula de azúcar de una manzana que ingerí ayer en el almuerzo puede formar parte del revestimiento de mi estómago hoy. Un aminoácido de la porción de queso que comí puede ser hoy una fibra de mi músculo bíceps. Una molécula de hierro de mi ensalada de espinaca puede formar parte de la hemoglobina presente en uno de mis glóbulos rojos. Somos lo que comemos.
                Cada molécula que ingerimos pasa por uno de cuatro procesos: 1) es transformada en una parte estructural del cuerpo; 2) es utilizada como fuente de energía; 3) es almacenada para posible uso futuro; o 4) es eliminada. Cuando construyo una casa, naturalmente utilizo la mejor madera. Si deseamos construir un cuerpo nuevo, necesitaremos los mejores alimentos. No es difícil alimentarse para revertir el envejecimiento. Sólo es cuestión de prestar suficiente atención y tener intención de garantizar las fuentes de energía y de inteligencia de mejor calidad para crear un cuerpo sano.




[1] PAULING, Carl Linus (1901-1994). Químico estadounidense, biólogo molecular e investigador médico. Fue uno de los primeros químicos cuánticos. Recibió el premio nobel en dos ocasiones: el de Química (1954) por su trabajo sobre la naturaleza de los enlaces químicos y el de la Paz (1962) por su campaña contra las pruebas nucleares terrestres.
[2] Los radicales libres son moléculas o grupos moleculares producidas por el hombre a través del oxígeno durante la respiración celular para combatir determinadas infecciones provocadas por bacterias y virus. Los átomos tienen un núcleo y electrones que giran alrededor de él, habitualmente emparejados; un radical libre es un átomo o una molécula con uno o más electrones desparejados, lo que le confiere una reactividad química que ataca cualquier cosa que esté cerca. El proceso por el cual una molécula pierde electrones y se convierte en un radical libre se llama oxidación. Los radicales libres atacan a las células, dañan las membranas celulares y también las estructuras proteicas, como el ADN.
[3] Chopra, Deepak, Grow younger, live longer, Rejuvenezca y viva más tiempo, traducción Adriana de Hassan, 2001, p. 10.
[4] Okinawa es una isla japonesa ubicada sobre el mar de China meridional. La vida liviana y la alimentación son las razones principales del estado anti-age de sus habitantes. Hunza, en el valle del alto Himalaya, al extremo norte de Pakistán, es extremadamente longeva. Allí no se conoce el cáncer, la diabetes, ni las enfermedades coronarias. Vilcabamba, es un pequeño pueblo escondido en los Andes del Ecuador, se conoce como la “Isla de la inmunidad”. Sus habitantes son longevos y además no se enferman. Rugao queda en China. Se sabe que el 77% de su población no fuma, el 67% apenas bebe alcohol, el 90% no sufre insomnio, el 65% hace ejercicio y al 84% le funciona bien la digestión.
[5] El boom orgánico fue una respuesta de los agricultores ecológicos para hacerle frente e intentar frenar la propagación de productos transgénicos. Los organismos genéticamente modificados de forma artificial, o sea, tóxicos, son los culpables de nuevas alergias y enfermedades. Como nuestro cuerpo no puede identificar las moléculas extrañas que ingerimos, son rechazadas causando miles de trastornos. Se sabe que personas con exposición crónica a ciertos pesticidas, pueden presentar daños en el sistema nervioso, riñones, hígado y cerebro. Si bien el sistema de certificación para avalar los productos orgánicos está tratando de consolidarse, ya todos sabemos que la palabra garantiza un producto sano y libre de agroquímicos.
[6] En nuestra ciudad existen ferias de productos orgánicos en distintos puntos: todos los viernes y el tercer domingo de cada mes en el Parque Saavedra, “Puente orgánico”, de 9 a 16 hs. Los sábados desde las 17 hs. en “Eco Feria Comunal de City Bell en Plaza Belgrano”. La Feria “Manos de la tierra”, los miércoles en la Facultad de Agronomía (60 y 119) y los viernes en la Facultad de Ingeniería (1 y 47), de 10 a 14 hs.
También, existen distribuidoras: San José, Huerta ecológica Santa Elena, Rincón Natural, Colectivo orgánico, entre otros.
[7] La cocción de alimentos que sobrepasa los 100º, altera los ácidos grasos pudiendo convertirlos en grasas trans, oxidativas, generadoras de radicales libres y compuestos nocivos. Entre ellas figura: la plancha, el horno (salvo que se cocine con un calor moderado), las brasas, las frituras y el microondas. El microondas es un enemigo absoluto. Calienta los alimentos a través de microondas generadas por la corriente eléctrica, alterando agresivamente su estructura molecular y ocasionando potenciales problemas de salud.




BIBLIOGRAFÍA:
Chopra, Deepak, Grow younger, live longer, Rejuvenezca y viva más tiempo, traducción Adriana de Hassan, 2001.
Chopra, Deepak, La curación cuántica. Explorando las fronteras de la medicina mental y corporal, Ed. Grijalbo, 1989.
Mühlberger, Rubén, El cuerpo del futuro, Ed. Golden Company, 2012.
Pamplona Roger, Jorge, El poder medicinal de los alimentos, Ed. Safeliz, 2013. 

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